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lunes, 15 de diciembre de 2008

La arqueóloga Myriam Seco rescata los restos de un barco fenicio

Felipe Villegas
Definitivamente, Sevilla ha hecho historia en Tiro, la milenaria ciudad libanesa, al rescatar de sus aguas lo que éstas, en el siglo V antes de Cristo, se tragaron. Myriam Seco, nuestra arqueóloga más internacional, ha puesto la ciencia y Cajasol, el patrocinio. Se espera que parte de ese tesoro pueda verse el año próximo en la ciudad.El día que Myriam Seco se decida a escribir sus memorias, el resultado poco tendrá que envidiarle al de personajes como Howard Carter, el que descubrió la tumba de Tutankamón. Pese a su juventud, ha estado en campañas que para sí soñaría cualquier estudiante de Egiptología de la Hispalense, de la que salió un buen día para recorrer mundo. Y tanto en tierra como en agua, tanto en Egipto como en el Líbano, ha demostrado que es, como rezaba aquel popular anuncio de coches, una chica JASP (Joven Aunque Sobradamente Preparada). Su última aventura –no cabe tildarla de otra manera– ha concluido una vez más con éxito;una empresa que la llevó en 2006 hasta la ciudad portuaria de Tiro con la misión de localizar los restos de un pecio (barco naufragado) a unos 4,5 kilómetros de la costa. Se trataba de evitar que los pescadores del lugar siguiesen esquilmando la zona en busca de souvenirs que vender en el mercado negro, para lo cual las autoridades libanesas libraron el pertinente permiso, que fue avalado por la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría –de la que Seco es miembro–. Con los papeles en regla, faltaba la financiación, y Cajasol dio el paso al tener entre su Obra Social un programa de ayuda a investigadores. Hasta aquí los prolegómenos. El final de la historia es el que acaba de escribirse.La misión arqueosubacuática en Tiro está recién concluida y tanto Seco como su equipo han logrado saciar tanto su prurito científico como el material. Sólo en esta última fase, desarrollada durante cinco semanas, han recuperado unas 160 piezas, la mayoría de ellas estatuas de terracota de diferentes tamaños y fragmentos de ánforas de entre los siglos VI y IV a.C. “De la mayoría de las estatuas, que son de gran belleza, sólo queda la parte baja; casi todas representan a diosas de la fertilidad, por lo tanto embarazadas o dando de amamantar a un niño”, detalla la arqueóloga, quien añade que la gran novedad de esta última campaña “es que hemos encontrado una de las estatuas con una inscripción en fenicio. En dicha inscripción aparece un nombre que era común en el siglo V a.C. y que nos servirá para datar con mayor precisión el pecio”. En general, se trata de figuras muy frágiles, entre las que también han aparecido algunas masculinas luciendo un traje corto hasta la rodilla y con sus musculosas piernas al descubierto, por lo que podría tratarse de guerreros.Del estudio de estos materiales se ha aclarado que el pecio no era, como se barajó en un principio, helenístico. Antes bien, los restos –esparcidos por más de 600 metros alrededor de la zona por culpa de las fuertes mareas que afectan a la zona, lo que ha obligado a los arqueólogos a cubrir mucho lecho marino a 35 metros de profundidad– era de factura local, es decir, el propio de un barco que hace 25 siglos –ahí es nada– partía del puerto de Tiro con rumbo a otra ciudad y, a las primeras de cambio, zozobró y se hundió. La importancia de rastrear en un país con tanta historia y yacimientos como el Líbano se puede calibrar si se tiene en cuenta que “ellos hacen sus propias excavaciones y tienen un departamento de Antigüedades con personal formado que se hace cargo del patrimonio libanés; y sólo en casos muy especiales deciden hacer colaboraciones con misiones extranjeras para excavar un determinado yacimiento”, razona la arqueóloga. Una de estas excepciones ha sido la de Sevilla, que aunque iniciada en 2006 podría haberse abordado en menos tiempo de no haber interferido aquel conflicto bélico por el que Israel asedió el Líbano, paralizándolo todo.Por fortuna, esa etapa es ya pasado y en el presente del Líbano, como en el de Sevilla, se ha logrado escribir otro capítulo de relieve de la Arqueología. Un capítulo escrito, en este caso, por una sevillana a miles de kilómetros de su tierra.
Tomado de: http://www.elcorreodeandalucia.es/noticia.asp?idnoticia=4424170095095099098092424170

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